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Torá desde Jerusalem



Parashá Tazría - Concibiere
Libro Vayikrá / Levítico (12:1 a 13:59)

Enfoques sobre la Parashá


“...Una mujer cuando engendrare y diere a luz a un varón...” (Vayikrá 12:2)

Después de las leyes de pureza espiritual respecto de los animales, la Torá se dirige a las leyes de pureza espiritual en el hombre.  Así como la creación del hombre viene después de la creación de los animales, asi tambien sus leyes son explicadas después de las de los animales. 

Si un hombre es merecedor, si él hace que su alma sea la esencia de su ser, entonces él precede a toda la creación, porque fue su espiritu que flotó sobre las profundidades aún antes de la creación de la luz; pero si no es merecedor, si se glorifica en su dimensión física, entonces en términos de precedencia física, aun el mosquito lo precede...

(Basado en el Midrash y Rashi)



“Y en el día octavo, habrá de ser circuncidada la carne de su prepucio” (Vayikrá 12:3)

La costumbre en un Brit Milá es decirle a los padres "Que así como el hijo ha sido llevado al Pacto (Brit), asi sea llevado a la Torá, al matrimonio y los buenos actos".  En otras palabras: Que así como se lo ha llevado al Brit, que es ahora una parte inseparable de él, también todas las otras Mitzvot de la Torá formen una parte inseparable de su persona.

(Iture Torá)



“Cuando una mujer concibe...” (Vayikrá 12:2)

Si el Hombre es digno, si hace que el alma sea la esencia de su ser, entonces antecede a toda la Creación.  Pues era el espíritu del Hombre el que flotaba por sobre los abismos antes de que se creara la luz.

Pero si no es digno, si glorifica su dimensión física, entonces, en términos de precedencia física, hasta el mosquito lo antecede...  Es por eso que la Torá trata de las leyes de pureza del Hombre luego de las leyes de pureza de los animales: asi como la creación física del hombre vino después de la de los animales, sus leyes se explican con posterioridad a las leyes de los animales.  Esto ocurre únicamente cuando el hombre se comporta como nada más que un animal sofisticado.  Sin embargo, si él relega su lado físico al alma, si cumple con el propósito de la Creación, reconociendo y sirviendo a su Creador, entonces es el que antecede a toda la Creación.

(Basado en el Midrash y Rashi)



“Y al octavo día, la carne del prepucio será circuncidada” (Vayikrá 12:3)

La grandeza del Shabat puede apreciarse a partir del hecho de que no se realiza el Brit Milá al niño hasta que no cumple ocho días de vida, vale decir, hasta que no pasa su primer Shabat.  En otras palabras, la razón por la cual el Brit Milá se realiza recién al octavo día de vida es para que el bebé pueda experimentar el Shabat antes que el Milá.  Únicamente al sentir la santidad del Shabat, puede alcanzar el nivel en que es apto de ingresar en la santidad del Pueblo Judío, a través del Brit Milá.

(Yalkut Yehudá)



“El Cohén mirará y he aquí que la mancha no cambió de color” (lit. no cambió su ojo) (Vayikrá 13:55)

Denme una palabra en castellano que equivalga a "chic" en francés.  Chic es algo tan pero tan francés que para traducirlo al castellano haría falta un cargamento entero de adjetivos.  Los rasgos de un país se evidencian en su idioma.  En cada idioma hay palabras que no pueden traducirse directamente a ninguna otra lengua.

En Yidish (y en hebreo) hay una palabra: fargin.  Fargin significa sentir placer cuando a otra persona le va bien, sin sentir ni una pizca de celos.

La felicidad depende del modo en que se mira la vida.

El vaso puede parecernos medio lleno o medio vacío.  Depende de cómo uno utilice los ojos.

En la parashá de esta semana hay una detallada descripción de una enfermedad espiritual denominada tzaraat.  Una de las faltas que produjo está aflicción fue no saber fargin; el ojo angosto, la constricción de la visión.

Cuando una persona enfoca la realidad del modo correcto, se da cuenta de que no hay nada en este mundo que sea mera coincidencia.  Por ejemplo, pongamos por caso que mi vecino y yo compramos billetes de lotería.  El compró el No. 17756233/a/th/567 y yo compré el No. 17756233/a/th/568.  Dos semanas más tarde me levanto y oigo que mi vecino grita con todos sus pulmones: "¡¡¡Me gané diez millones!!!  ¡¡¡Me gané diez millones!!!".

Si mis ojos enfocan en la realidad del modo correcto, de inmediato voy a sentir una inmensa felicidad por mi vecino, porque yo no tenía ninguna chance de ganar la lotería.  Aunque yo tenia el billete siguiente, hubiera dado exactamente lo mismo si hubiese tenido el billete 0001.  La misma diferencia.  La felicidad es entender que lo que Hashem decreta para una persona es de esa persona y siempre fue suyo.

No hay "cerca" de lo que les toca a los demás.  El que piensa lo contrario se está engañando a sí mismo.  Y darse cuenta de eso es uno de los secretos de la felicidad en este mundo.  Cabe destacar que en hebreo, las palabras "aflicción de tzaraat" (nega) y "placer" (oneg) se escriben exactamente con las mismas letras: nun, guimel, ain.  La única diferencia entre ambos términos es donde se coloca la letra ain.  En hebreo, ain significa "ojo".  Si uno coloca el ojo en el sitio equivocado, termina sufriendo una enfermedad espiritual, nega.  Pero si coloca el ojo en el lugar adecuado, uno siente placer, oneg.  El placer que viene de "farginear".  El placer que viene de mirar el mundo a través de la lente de la realidad.

(Mesilat Yesharim, Jidushei ha Rim)



“Una mujer, cuando diere a luz...” (Vayikrá 12:2)

Cuando un primogénito viene al mundo, ocurren dos creaciones: el niño, y los padres.  El equipo de tres socios que conforman Hashem y los dos padres crean al niño, pero el niño tambien "creo" a los padres. Hasta ahora eran simples personas.  Ahora son padres.  El Midrash dice que si el hombre es digno "precede a toda la creación".  ¿Cómo el hombre va a preceder a toda la creación, cuando fue creado último, el sexto día?

En la ley judía, el padre le lega a su primogénito una porción doble.  ¿Por qué?  Porque ese hijo fue el que lo convirtió en padre.

El Pueblo Judío es llamado "Mi hijo, mi primogénito, Israel", porque el Pueblo Judío fue el que, por decirlo de alguna manera, "convirtió a Hashem en el Padre del mundo".  Ellos son los que atestiguan Su existencia.

Todos los israelitas son los primogénitos de Hashem.  Si, a causa de nuestras acciones, hacemos que el nombre de Hashem sea querido en este mundo, si la gente nos mira y ve que hay un Di-s que rige el mundo, entonces somos considerados dignos.  Y entonces "precedemos a toda la Creacion".  Cuando hacemos a Hashem el Padre del mundo, nos hacemos dignos de ser los "primogenitos".

(Meshej Jojmá)

Shabat Shalom.