Torá desde Jerusalem
Parashá Ki Tetzé - Salieres
Libro Devarim / Deuteronomio (21:10 a 25:17)

Enfoques sobre la Parashá

"Cuando salieres a la guerra, contra tus adversarios, y lo entregare Hashem tu Di-s en tu mano y capturares a su cautivo." (Devarim 21:10)

Este versículo habla de la lucha constante entre el hombre y su ietzer hará (mala inclinación) que es su enemigo eterno.  El Talmud dice que el ietzer hará crece y se fortalece cada día más: si no fuese por la ayuda de Di-s, una persona seria abatida por él.  De acuerdo a esto, una persona nunca podría vencer a su ietzer hará naturalmente, y como tal es muy probable que se desaliente y ni siquiera intente sobrepasarlo.  Es por eso que la Torá nos dice: "Cuando salieres a la guerra contra tus adversarios" - si solo comienzas a luchar en contra de tu ietzer hará, si solo salieras a la guerra en contra de tu ietzer hará, entonces, y solo entonces, podrás estar seguro de que serás victorioso en tu batalla, porque "Hashem, tu Di-s lo entregará en tu mano".  Esto quiere decir: Recibirás asistencia Divina para ganar la batalla, ya que "Alguien que intenta purificarse a sí mismo obtiene ayuda de Arriba."

(Torat Moshé)



"Cuando tuviere un hombre un hijo desviado y rebelde: no obedece la palabra (voz) de su padre ni la palabra (voz) de su madre, y ellos lo adoctrinan y él no los escuchare..." (Devarim 21:18)

¿Por qué la Torá repite la palabra "voz"?  No alcanzaría con decir "¿que no obedece a la voz de su padre y madre?"  Rabí S.R. Hirsh explica que las dos voces son las voces paternales de disciplina por un lado, y de dulzura por el otro.  Es específicamente la voz, es decir el tono de voz y no el mensaje en sí, de lo que la Torá nos está hablando aquí.  Un niño que solo escuchó tonos de estricta disciplina puede reclamar que si él hubiese escuchado tonos cálidos y amables, no se hubiese "salido de su carril".

Similarmente, un niño que solo escuchó tonos dulces y suaves puede reclamar que si hubiese escuchado tonos disciplinarios hubiese tenido éxito en sobrepasar obstáculos emocionales.  Pero cuando un niño tuvo el beneficio de escuchar ambas voces y aun así fracasa en obedecer a sus padres, no puede decir que él es producto de una educación familiar no balanceada.



"Recuerda lo que Amalek te hizo, en tu camino cuando saliste de Egipto, que se presentó a ti en tu camino, y golpeó a aquellos de ustedes que flaquearon..." (Devarim 25:18)

La cabeza y el corazón son como dos personas distintas. Un concepto puede ser tan claro como la luz del día para la mente pero si no lo enviamos a través de la `súper-carretera de la información' hacia el corazón, es como si dos personas distintas estuvieran habitando el mismo cuerpo.

Amalek es el enemigo del Pueblo Judío.  Es un maestro de la emboscada. Él permanece en espera en el camino que hay entre el cerebro y el corazón.  Él trata de secuestrar la idea en su camino a su destino - al lugar donde será cristalizado en convicción- el corazón.

¿Por qué tiene la Torá que decirnos aquí "que se presentó a ti en tu camino"? ¿En qué camino? El camino de la cabeza al corazón. Intelecto que está falto de convicción emocional lleva a cinismo y hedonismo, los dos grandes `protegidos' de Amalek. Como lo dijera una vez E.M. Forster: "Solo conecta la prosa y la pasión..." solo conecta el cerebro y el corazón y el Hombre alcanzará su verdadera vocación, ofreciendo la mente en el altar del corazón a su Creador.

(Escuchado de Rabí Yehoshúa Bertram en nombre de Rabí Yosef Tzeinvort shlita)


"Cuando salgas a batallar..." (Devarim 21:10)

Cuando aun vivía en Londres, el Dayán Yejezkhel Abramsky, z'l, daba un shiur (clase) cada viernes en la noche a jóvenes no-religiosos.  El los invitaba a su casa y les enseñaba la porción semanal de la Torá.

Cuando llegó a la Parashá de esta semana, Ki Tetzé, se la pasó toda la semana previa ponderando cómo explicar yefat toar -la ley que permite a un soldado judío en batalla tomar cautiva a una mujer.

¿Cómo iba a hacer entender este concepto aparentemente extraño a sus jóvenes estudiantes?

Por mucho que trató no logró encontrar un enfoque que encaje.  Llegó la noche del viernes y aun ninguna explicación se materializó e n su mente. Así que rogó a Hashem que Le ponga las palabras correctas en su boca. De pronto, durante la cena del viernes a la noche, Hashem le abrió los ojos y se le aclaró lo qué decir...

Con sus estudiantes sentados alrededor de la mesa de Shabat, el Dayán Abramsky dijo "Antes de que abramos los Jumashim quiero que sepan algo: De lo que vamos  a leer vamos a ver claramente cómo la totalidad de la Torá es obligatoria sobre nosotros.

"De la Parashá de esta semana aprendemos que la Torá nunca pide lo que está más allá de la habilidad de una persona: ¡En una situación en la que es imposible detenerse, la Torá nos permite seguir nuestros instintos!

"Tiene que ser entonces que todo lo que la Torá sí pide de nosotros está ciertamente dentro de nuestras capacidades.  Y si la Torá misma entiende los límites de la resistencia humana y permite aquello que está fuera del poder del Hombre soportar, tiene que ser que todo lo que ella ordena está a nuestro alcance y es obligatorio para todos nosotros...

"Ahora abramos nuestros Jumashim y estudiemos la porción de esta semana..."

(Escuchado de Rabí Neftalí Falk)


"No verás al toro de tu hermano, o a su oveja... perdido... con seguridad deberás retornarlo a tu hermano" (Devarim 22:1)

¿Por qué la Torá agrega "o su oveja" en este versículo?  ¡Si me ha ordenado devolver el toro de mi hermano, seguramente estoy obligado a devolver su oveja!

La oveja a la que alude este versículo es la "oveja" perdida de Israel.

Israel está esparcida como ovejas entre las naciones. A pesar de un exilio que parece interminable, Hashem mismo eventualmente vendrá como un pastor a reunir a las ovejas perdidas de Israel, retornando Sus hijos a la Tierra.

(Basado en el Maharshá al final del Tratado Makot, en Mayaná Shel Torá)

Shabat Shalom


www.mesilot.org             yeshiva@mesilot.org